miércoles, 12 de marzo de 2008

Del texto “La sonrisa de un hombre acabado”
Sebastián Rojas Saffie

“Existe un lugar, en donde cada vez que pestañeas y vuelves a abrir los ojos, te encuentras con cosas nuevas, cosas que te impresionan y te alegran la vida, un lugar donde esa sonrisa incontenible aflora, es ese lugar, donde siempre quisiste estar y no lo sabías, hasta que te encontraste ahí parado y sonriendo...”

Me hicieron ordenar mi pieza, y entre los papeles más viejos, encontré este fragmento, y me llamó la atención. Esto que leen arriba, lo escribió un hombre de más de 90 años en una actividad que alguna vez hice en un hogar de ancianos. Yo no le di mucha importancia entonces, quizá me faltaba madurar... Pero ahora que estoy en busca de mi propia felicidad y realización personal, creo que me hace mucho sentido esto...

“... Las alas rotas de un individuo, se pueden transformar en una especie de plataforma desde donde otros pueden emprender su vuelo...”

Lo poco que recuerdo de este señor, es que ya estaba acabado, ahí tendido en una cama en el hogar, esperando su hora. Él lo sabía, y no se quejaba. Cada vez que se ponía a hablar de sus tiempos, se emocionaba y a veces sonreía, otras, lloraba... Se supone que cometió un error, que lo separó de sus seres queridos, nunca se refería bien al tema... pero siempre me decía que quisiera a mi gente, y no hiciera nada que los pudiera alejar de mi...

“...He abandonado la esperanza, y he descubierto que la sonrisa es lo último que se pierde...”

Tantas palabras sabias, y ese viejo que con una sonrisa se burlaba de su destino solitario, ¿Cómo puede seguir sonriendo?... Al parecer este hombre fue tan feliz alguna vez, que de solo recordar ese lugar al que llegó en vida, no puede evitar sentirse feliz... feliz y afortunado... ¿Feliz y afortunado de qué?... de que mientras dependiera de él, fue feliz y afortunado...”

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