sábado, 1 de marzo de 2008

Del texto “La felicidad, el barro y el mañana a un lado”
Sebastián Rojas Saffie

“Recuerdo que cuando era chico, muy chico, pasé un periodo que me encantaba jugar con barro, era un tanto desagradable para mis padres, porque para ellos significaba tener que lavar mi ropa, pero para mi no había cargo de conciencia, era yo y el barro que se escabullía por los rincones de todo el cuerpo y se acumulaba en los bolsillos, aún recuerdo esa sensación, enlodado entero y sonriendo, como lo hacen los niños a esa edad...

Derrepente pienso en lo difícil que es reír así y disfrutar así las cosas sin pensar en las consecuencias, sin hacer nada malo, solo hacer y poder disfrutar sin remordimientos cuando lo necesitamos. Crecemos y nos preocupamos de cosas que antes no, la imagen, las consecuencias, la preocupación constante por el mañana, y simplemente dejamos lo tan básico y esencial de lado, la pureza... la sonrisa sin trampas, el abrazo honesto, etc... debe ser por eso que todos los niños se van al cielo, eso dice la Biblia por lo menos.

La vida de hoy me invita constantemente a alejarme de mi niñez, y solo me deja sonreír con la imagen de un niño jugando con barro...

Ser sincero, aferrarte a las cosas, cumplir las metas... cada una de esas cosas pueden parecer hasta vacías si no eres capaz de disfrutarlas sin pensar en lo que pasará después, y de ahí que el hombre quiere siempre más y más y no se conforma con nada, porque busca continuamente aquello que lo haga sentir como cuando éramos niños.”

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