martes, 18 de diciembre de 2007

“Me detengo a escuchar
(Detenerse a escuchar)
Benjamín Cuevas Lira

“Veinte para las seis de la madrugada, me siento a escuchar a los pájaros...su sonido, su canto, su hablar.
Me hacen recordar que la naturaleza es parte de este mundo. Me alegra escucharlos, y escuchar el viento: que sereno y que presente!
Espero el amanecer, con calma y atento al tiempo que llega y pasa. Pienso en la espera, en la experiencia de esperar el día.
El cielo cambia de color. Junto con el amanecer, la luz, la novedad, el cambio: ahora puedo ver, ya no necesito la luz artificial.


Al partir el día, tengo frío. Siento a la naturaleza.
Me detengo a escuchar nuevamente el sonido de los pájaros. Hay veces en que parece ser repetitivo.
¿Qué cantarán los pájaros? ¿Qué le dirán al mundo? Cada uno dice algo, de algún modo, unos un vocablo o una expresión, otros un discurso o un alegato. Unos más silenciosamente, otros con gran pasión.
Durante el día cuesta escuchar esta melodía. Que simple y como tantea el interior. Es un sonido muy particular, parece armonía al fin.
Lamentablemente en el día dejarán a un lado a los pájaros, sólo cuando salgan a su encuentro los encontrarán y escucharán. Esta melodía no le gusta a la ciudad, la ciudad, sonido de micros y de autos.
¿Cuántos pájaros cantarán? Seres que viven, me hacen recordar la vida, la misma vida.


Ya se muestra la luz.
Las plantas, que alegre estarán, les ha llegado la necesaria luz.
Es día para algunos, noche para otros. A un lado está la luz y al otro la sombra, para ellos termina el día, para otros recién comienza. Algunos se disponen a descansar y soñar, otros a ocuparse de la vida o a contemplar.


Me distraigo, ya empieza el murmullo de la humanidad. Son las seis y cinco de la mañana, y entonces me voy. Me pregunto: ¿Qué me faltara por escuchar?...al parecer me queda mucho por usar estas capacidades así llamadas ‘sentidos’...”

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