jueves, 8 de mayo de 2008

Del texto “Bajo el volcán”
Cristián Warnken Lihn
(08 de Mayo de 2008)

“Los volcanes estallan donde quieren y cuando quieren. Por cada erupción que logremos prever, siempre habrá un volcán que irrumpa donde no lo esperábamos. Así es la vida. [...] Cada vez que nos dormimos creyendo haber levantado nuestro campamento sobre tierra firme, un estallido nos despierta y nos recuerda que somos fragilidad y milagro [...] ¿Y qué hacer entonces? Vivir sin olvidar el imperativo de Nietzsche: “Levantad vuestra carpa bajos los volcanes”. No sacamos nada con huir, con arrancar lejos de los volcanes, porque éstos están más cerca de lo que pensamos, a la vuelta de la esquina. El que huye de los volcanes huye de la vida.
[...] Y nosotros, que vivimos en el fin de la tierra, bajo el cielo más vasto y al borde de todos los abismos, debiéramos tener ese arte de vivir a la intemperie, en lo incierto. [...] Chile debiera ser un gran laboratorio para aprender a vivir bajo los volcanes. Ésa es nuestra única poética posible, lo demás será siempre copia burda, inauténtica.
Es que no sabemos vivir. ¡No sabemos! Cada explosión del volcán Chaitén es una lección gratuita e inequívoca de lo imprevisible que nos rodea. Las explosiones de supernovas en el cielo también, a otra escala, nos vienen enseñando lo mismo hace milenios.
[...] Queremos programarlo todo, hacer que la vida quepa en nuestras agendas y pautas ilusorias. Pero siempre una sacudida, un viento inconocido desarmará nuestro pretencioso castillo de naipes. [...] No sé si hay un orden oculto, o un desorden que danza a nuestros pies, sólo sé que hay que seguir viajando, como Maja e Inga [viajeras alemanas sesentonas, que no se dejaron vencer por el miedo, a pesar de las inciertas condiciones, y continuaron su largo viaje hasta el final], bajo la ceniza, con el viento en contra, en territorios desconocidos, al extremo sur de nuestras pobres certezas...”

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